sábado, 5 de septiembre de 2009
MOVIMIENTO CULTURAL PARA LA NORMALIZACION DE LA LENGUA MAYA
Por Carlos Chablé Mendoza
Cronista de la Ciudad de F. Carrillo Puerto
“Hay casos en los que atender a los hablantes de lenguas indígenas es cosa de vida o muerte, por lo que se hace necesario que en las instituciones de salud y de impartición de justicia cuenten con personal capacitado para no poner en peligro la integridad física de los mexicanos que no hablan el español”.
Fernando Nava López, director general del INALI
Un cuarto de siglo ha pasado desde la realización de un importante dialogo entre las diversas instituciones que trabajaban la lengua maya en la Península de Yucatán y que tuvo como principal resultado un alfabeto que vino a facilitar la escritura en maya. Esta importante convención se hizo el 22 de agosto de 1984 y dio continuidad a la reunión convocada en 1981 por la Unidad Regional de Culturas Populares.
Llegar a unificar criterios en torno al alfabeto a utilizar para escribir la lengua que hablan más de 700 mil habitantes de la península fue un aporte valioso que además de impulsar la alfabetización en el medio indígena sentó base para un futuro desarrollo lingüístico. Pese a que hace 25 años fue aprobado por consenso el alfabeto mencionado aun no se generaliza y todavía no se ha logrado que su uso sea norma en la actualidad.
Años después, en 2006, se realizó en la Universidad Autónoma de Campeche, una reunión convocada por el Instituto Nacional de Lenguas Indígenas, con la asistencia de representantes de distintas instituciones educativas y academias mayas para analizar la funcionalidad del alfabeto aprobado en 1984. En dicho encuentro se habló mucho de las diferencias en el aspecto ortográfico y como resultado de este la Dirección General de Educación Indígena convocó a dos talleres de normalización de la lengua maya en Diciembre de 2007 y en Julio de 2008, ambos tuvieron como objetivos retomar, ratificar, proponer y construir las normas de uso del alfabeto aprobado en 1984.
A fines de julio de este año se hizo un tercer taller en el que se acordó integrar un programa de trabajo, 2009- 2010, para poner en práctica la difusión de las normas de la escritura de la lengua maya en los tres estados de la Península.
Todo lo anterior viene a colación para enterarle de las circunstancias, los esfuerzos institucionales y de asociaciones civiles, como las academias mayas, para llegar a la normalización de la lengua maya. Debo decir enseguida que comparto con el presidente de la Academia de la Lengua y Cultura Mayas de Quintana Roo, Juan Antonio Alonzo Díaz, que se debe seguir buscando la normalización de la lectoescritura en lengua maya y que esta va más allá del puro uso de un alfabeto consensado.
Considero también que el asunto de la llamada normalización debe potenciarse con la claridad de que la lengua que se habla en la península es un elemento fundamental de nuestra cultura maya, igual que el territorio y el entorno natural en que se desarrolla.
La labor institucional relatada al principio ha sido importante y la que han hecho luego organizaciones como las academias mayas existentes en Yucatán, Campeche y Quintana Roo, como CELICMAYA, Mayaón, Ceqroode entre otras tantas asociaciones, también ha sido valioso y tendrá viabilidad siempre que logren involucrar a la sociedad maya hablante y, porque no, a todos los interesados en el desarrollo de nuestra región a partir de una relación intercultural.
Al saber del tercer taller interestatal para la normalización que se hizo recientemente en Mérida y observar la cobertura que le dieron los medios de comunicación, me llamó la atención el manejo político que se hizo del importante evento y que al final no hubo un compromiso claro de parte de los ejecutivos estatales. ¿Comenzarán a dar sus informes de gobierno también en lengua maya? ¿Pedirán como requisito a los aspirantes a servidores públicos saber hablar esta lengua? ¿Impondrán la lengua maya como materia obligatoria en secundaria y preparatoria tal y como sucedió con el ingles y el francés? ¿Los integrantes de las legislaturas estatales y sus auxiliares atenderán a los mayas en su idioma? ¿Se cumplirá con los objetivos de dar espacio a la lengua maya en los medios de comunicación públicos y privados como marca la ley de derechos lingüísticos?
Para poder dar una respuesta positiva a las preguntas anteriores, para llegar a la normalización de la lengua maya se necesita impulsar un movimiento cultural y este tiene que pisar el terreno político pues sin participación social y sin gestión no hay manera de que los gobiernos asuman la normalización como parte del desarrollo al que tiene derecho el pueblo maya peninsular.
Debe ser un movimiento tal que, como dijo en una conferencia el dirigente de la organización peninsular Mayaón, Bartolomé Alonzo Caamal, los profesionistas mayas deben ser protagonistas de su historia y ocupar también las direcciones de las instituciones públicas. Normalizar no es crear una serie de normas, es más bien un movimiento social y cultural que implica también incursionar en la política para lograrlo. (Conferencia La normalización de la lengua maya, F. Carrillo Puerto, 29 febrero-1 marzo 2008, Foro sobre política indígena)
Normalizar implica hacer políticas de desarrollo lingüístico maya, escribir y publicar en forma masiva textos en lengua maya sobre ciencia, historia, política. Crear radios y canales de televisión, periódicos y revistas en maya. Es un proceso social, todo un movimiento cultural que tiene a favor que el de la lengua maya es un caso único en el país, así lo enseña el Catalogo de Lenguas Indígenas Nacionales del INALI (que registra 64 grupos lingüísticos y 364 variantes). La Península de Yucatán es una unidad en donde la lengua materna no tiene variantes por lo que cuenta con mejores condiciones para el proceso de normalización. El Maaya t’aan es hablado por más de 700,000 hablantes en los estados de Yucatán, Campeche y Quintana Roo y que sólo tiene pequeñas variantes de tono. (Diplomado sobre Gramática Maya realizado en la Universidad Intercultural Maya de Quintana Roo 10-14 agosto 2009)
El reto es asumir el proceso como instituciones, organizaciones y como sociedad en general, y en este proceso la convención de 1984 es una herramienta fundamental. Los profesionistas mayas que se burocratizaron en las instituciones educativas y se olvidaron de esta tarea serán desplazados en forma natural con el crecimiento de este movimiento cultural maya que verá la importancia estratégica de la unidad lingüística, misma que debe estar por encima de las divisiones políticas, territoriales y administrativas impuestas por el colonialismo en la Península de Yucatán.
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