Muy por encima de toda organización y boato, la música y el milenario encanto de Chichén quedaron incólumes, inalcanzables para la efímera voluntad de los poderosos que creen avasallarlo todo. Ya en el más perfecto de los silencios, entre los airecillos del monte, un colibrí con plumas de oro le anunció al Templo de las Mil Columnas que ya podía abrir los ojos. El incidente había terminado. — Jorge H. Alvarez Rendón, cronista de Mérida, la de Yucatán.
El concierto de Placido Domingo fue un acontecimiento grande con el numero de aristas de una estrella, pero lo que celebramos en Felipe Carrillo Puerto, es que las primeras voces y las primeras notas que bañaron la atmosfera nocturna en Chichen Itzá fueran voces y notas de esta tierra Maya con la canción de nombre “Masewal” creación del compositor Daniel May Pat. El nació en la comunidad maya de Kampokolché y con dicha canción obtuvo en 2004 el primer lugar del Segundo Concurso de la Canción en Lengua Maya convocado por el Indemaya. May Pat es además coordinador del Museo Regional de la Música del Ceqroode, AC, un pequeño espacio comunitario ubicado en el centro cultural de Quintana Roo, y es también miembro destacado de la Academia de la Lengua y Cultura Mayas de Q. Roo.
La polémica que se inició desde el momento en que dieron a conocer la posibilidad de realizar este concierto en Chichén aún no concluye. Razones o medias razones las hay de todos lados, están los investigadores que desde el INAH critican y levantan demandas por las presuntas violaciones a la ley y daños que se podrían generar con este evento; y la respuesta en defensa, así como los buenos oficios de la gobernadora Ivonne Ortega Pacheco y del principal impulsor de este tipo de eventos Jorge Esma Bazán.
Y así siguieron en contra y a favor, artesanos, vendedores de la región, artistas, funcionarios menores de la CDI y gente común en Yucatán. En Quintana Roo no estuvimos al margen, destacados artistas como Ricardo Delgado increpan a la Academia de la Lengua y Cultura Mayas preguntando si está de acuerdo en que ese tipo de show se realice en un centro sagrado, como es el de Chichén Itzá. Ciertamente, que en la Academia podemos estar en desacuerdo con que el patrimonio maya “sea utilizado solamente como escenario para fiestas de los ricos” como dijera el locutor radiofónico maya Amadeo Cool May. En tanto que Carlos Chablé, cronista de la ciudad, opinó que la canción de May Pat “es muestra de la cultura maya actual, un mensaje de esperanza para los mayas que no ven hasta hoy los mencionados beneficios que supuestamente traen a las comunidades estos eventos internacionales como el de Placido Domingo”.
Sabemos que Placido es un personaje mundial, que no necesita Chichén Itzá para ser foco de atracción universal. Cada uno tiene su lugar, su espacio, su tiempo que pueden coincidir sin provocar un choque energético. Pero, con cierto dejo de enojo podemos decir que no estuvimos de acuerdo totalmente con el evento porque a los Mayas se les ha negado sistemáticamente la posibilidad de acceso a ese sitio sagrado para hacer sus prácticas espirituales.
Y a las pruebas me remito. En 2002 y años subsiguientes las autoridades del INAH-Yucatán negaron el permiso a las organizaciones mayas que solicitaron espacios para realizar sus ceremonias sagradas del fuego en Chichén Itzá. Es más, en 2007 la delegada yucateca del INAH, hermana de Thalia, ni siquiera se tomó el trabajo de contestar las misivas de solicitud enviadas por la organización de Jmenes y sacerdotes Mayas de Yucatán, del CEQROODE y de la Academia Maya, que en diferentes momentos demandaron esa posibilidad reconocida por el Convenio 169 de la OIT sobre derechos de los Pueblos Indígenas, la Ley de Derecho y Cultura Indígena y ahora por la Declaración de la ONU sobre Derechos de los Pueblos Indígenas.
Como quien dice, somos iguales pero no tan iguales y eso enchila. Sin embargo, escuchar las voces infantiles y juveniles que abrieron esa noche el concierto de las Mil Columnas interpretando “Masewal” nos llena de orgullo, nos enaltece que, sin estar presente, un hijo de esta tierra Maya Masewal haya hecho que se escuchara nuestra voz y nuestro pensamiento. Ojalá que su canción, como el resto del concierto, haya inundado las plazas públicas de Yucatán, donde se dice, no me consta, que fueron instaladas pantallas gigantes para que el pueblo pudiera disfrutar de la velada que concluyó ya de madrugada.
Daniel May dijo que no sabía que su canción iba a servir de obertura, que hace poco hizo la instrumentación para un coro y que se siente orgulloso. Manuel Rubio, asesor de la Unión Estatal de Museos y Ecomuseos de Yucatán felicitó al autor; la musicóloga chetumaleña, Hilda Pous; el director de Radio Chan Santa Cruz, Sergio Cárdenas; Miguel Quintal responsable en el IEEA de educación en maya y otros que en su momento seguían la transmisión por el canal 13 de televisión yucateca, se dijeron contentos por esa participación Maya quintanarroense en el concierto de las Mil Columnas.
No soy interprete de nuestros abuelos Mayas, ni mucho menos su vocera, pero por el hecho de conocerlos un poco, porque respeto su centro sagrado cuyas piedras me soportaron en buena parte de la niñez cuando tras salir de la escuela llegaba a ese lugar de energías positivas a pasar mi tiempo libre, puedo creer que si la lluvia no dio al traste con el gran concierto fue por el permiso en la lengua maya que pidieran 300 voces del coro polifónico del Mayab y porque se dijo que allá estaba la energía del Masewal para seguir con su palabra y su verdad.
F. Carrillo Puerto, Quintana Roo; 6 de Octubre de 2008.
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