Por Carlos Chablé Mendoza
Cronista de
La decisión de otorgar a don Higinio Kauil Pat
Don Higinio Kauil Pat, es un adulto mayor de los 80 años y vive en Tepich con su esposa doña Magdalena. De carácter jovial, alegre y siempre laborioso, nunca deja pasar la oportunidad de promocionar la historia, lengua y cultura mayas, siendo además conocedor de los sitios donde tuvieron lugar algunas acciones durante el levantamiento maya de 1847 hasta ahora llamado, equivocadamente, por algunas instancias oficiales como “guerra de castas”.
Recuerdo que al conocerlo nos llamó la atención su “humilde orgullo” por su linaje cuando con sencillez nos contaba la historia de su abuelo que le hizo saber de su descendencia en línea directa de uno de los principales líderes mayas rebeldes: don Jacinto Pat. Desde hace más de 18 años “don ingeniero”, como recuerdo le decían algunos en forma cariñosa, ha realizado en la víspera del 30 de julio junto con nutrido numero de pobladores de su comunidad, un homenaje a los mayas caídos durante aquella gran conflagración que dejo huella profunda en nuestra historia peninsular. En especial se hacen ofrendas a Cecilio Chí, Manuel Antonio Ay y Jacinto Pat.
Cuando a iniciativa de él comenzamos a realizar estas novenas y ofrendas, desde las instancias municipales algunos nos veían como locos y otros, desde algunos medios de información, nos tachaban de subversivos. Eran aquellos tiempos en los que el emerger de los diferentes causaba temor entre la élite oficialista tricolor.
Conocimos a don Higinio a principios de los años 90’s por nuestro trabajo de promoción cultural cuando este abuelo era ya miembro activo de una compañía religiosa militar que realizaba sus guardias en el Centro Ceremonial de X-cacal Guardia, siendo por cierto su jefe el inolvidable comandante Don Marcelino Poot Ek (+). Como otros destacados miembros de las compañías que aglutinaba entonces el principal de los centros ceremoniales de
De esa forma, en varias ocasiones don Higinio participó con nosotros contando leyendas, historias de la guerra, saberes como el del xook’iin o cuenta del tiempo, mismos que grabamos y difundimos a través del programa K lu’umi’, Nuestra Tierra, una serie radiofónica que, por cierto, mientras en Quintana Roo fue tachada de subversiva y cancelada su transmisión por directivos del SQCS, fue transmitida por la radio indigenista Xepet, desde Peto, Yucatán, y reconocida luego con el Premio Nacional a
Una de las iniciativas de Don Higinio que mayor impacto tuvo en la comunidad fue la propuesta de rescatar una casa que como otras se encontraba abandonada en el centro del pueblo, eran parte de uno de tantos programas oficiales de vivienda que fracasaron al parecer de finales de los 80. Con el visto bueno de la comunidad se rescató el local y una vez rehabilitado se promovieron proyectos como la escuela de música maya, maya pax; de equipamiento con enseres de cocina para la realización de fiestas tradicionales de esa comunidad; de radio artesanal mediante el uso de un equipo de sonido que funcionó mucho tiempo en Tepich como radio comunitaria que transmitía programas sobre la historia regional, música, anuncios y avisos importantes para la comunidad. A esa experiencia se le conoció por los habitantes de Tepich como “la casa maya” o “casa del sonido”.
Con especial interés y dedicación nuestro biografiado estrechó los vínculos entre los centros ceremoniales de X-cacal Guardia y Xocén, en Yucatán. Así, tuvimos la oportunidad de acompañarlo a los convites o invitaciones que llevaban los dignatarios mayas de Quintana Roo a sus similares en lo que se conoce como Xocén, centro del mundo. En 1992 junto con otros miembros del Consejo Maya Peninsular 500 Años de Resistencia entregó al gobernador del estado Dr. Miguel Borge Martín y a representantes de los otros dos poderes, la primera propuesta de Ley de Derechos y Cultura Indígena que se consensó entre diversas organizaciones indígenas independientes del país que participaban en la campaña 500 Años de Resistencia Indígena. Así que desde ese entonces, don Higinio convoca a numeroso grupo de pobladores la víspera del 30 de julio para hacer una velación en honor a los caídos en la llama “Guerra de Castas” que culmina con una ofrenda floral muy temprano por la mañana y una comida. Al menos esto ocurría hasta hace unos dos o tres años cuando tuve aún oportunidad de asistir, pues durante un lustro más o menos esta actividad la hizo en coordinación con Ceqroode, pero cuando esta asociación se retiró de la comunidad en 1995 don Higinio siguió realizando la celebración de manera autogestiva y ocasionalmente con apoyo de otras organizaciones civiles o instituciones.
Por varios años fuimos entonces testigos de la convocatoria de este nojoch maak que, al centro de decenas de hombres y mujeres de la comunidad, platicaba de los sucesos vividos por sus antepasados en los tiempos difíciles previos a la guerra, del papel de guía que jugaron los héroes mayas de 1847, de las tácticas de guerra que siguieron, de las trincheras que levantaron y que incluso conocimos gracias a que don Higinio nos apoyó como guía en montes cercanos; de las creencias proféticas, en fin, toda la noche este decano y otros respetables invitados contaban historias mientras compartían cigarros, café, atole o saka’ y galletas al ritmo de las melancólicas notas del maya pax y la danza de las vaqueras comandadas por su esposa la siempre cariñosa doña “Madalena”. Total, que hablar de este personaje cuya acción no estuvo libre de la incomprensión de algunos cuantos, nos trae gratos recuerdos. Por su trabajo honorífico de promotor de la cultura maya y depositario de la historia, Don Higinio Kauil Pat es uno de los ciudadanos que se merece, y mucho, un reconocimiento como el de otorgarle
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