viernes, 6 de mayo de 2011

3 de mayo de 2011





HABLA LA SANTÍSIMA CRUZ

Jorge A. Franco Cáceres

Las profecías de la Santísima Cruz son visiones espirituales de sacerdotes y otros creyentes católicos mayas sobre la nación maya macehual. Algunas fueron habladas en momentos críticos de la Guerra de Dios (1847-2011) y otras fueron escritas después de la creación de la Iglesia Maya (1850), sin que tengamos registro de que ningún jefe militar supiera cuando podían suceder o de algún campesino macehual que anticipara con certeza su ocurrencia.

Hay profecías que se escribieron cuando sucedieron en la profundidad de la selva y otras que han seguido aconteciendo hasta nuestros días. Sin embargo, no las asumen como tales los especialistas políticos y religiosos del pueblo maya; niegan tenazmente que hayan sucedido, e incluso no faltan los que se mantienen a la expectativa de que alguna ocurra en el 2012. No alcanzan a advertir que, de uno u otro modo, las profecías de la Santísima Cruz tienen una influencia directa en el mundo de hoy de los mayas macehuales.

El origen y el destino de la nación maya macehual del este-central de la península de Yucatán, están registrados en varios libros de historia colonial e independiente de autores nacionales o extranjeros. Sin embargo, no se puede ignorar que también lo están en las palabras habladas de los profetas mayas o en las páginas impresas por los escribanos de la Santísima Cruz, con los símbolos propios y los significados distintivos del espíritu maya.

De modo deliberado, los relatos de los campesinos mayas aluden una y otra vez a los mismos pasajes ásperos de la eterna Guerra de Dios, a los mismos pecados imperdonables de sus Hijos, a las mismas leyendas de los hombres que se alejan de su Iglesia, a las mismas desgracias de los que se pierden en el mundo temporal. Desde luego, en las profecías más radicales no faltan los Ángeles enviados por Dios para anunciar a los elegidos el fin de los tiempos malditos, y las Bestias encargadas de materializar la destrucción de los separados.

Puede objetarse que las profecías de la salvación de la nación maya macehual son irracionales y dejan muchas preguntas sin contestar. Empero, no hay duda de que tienen la virtud cultural de ser atemporales y de declarar al mundo occidental que, si no se cumplen hoy, podrán cumplirse mañana. Asimismo, enfatizar que habrá un fin de la civilización moderna es una apreciación prosaica de las profecías de la Santísima Cruz. Porque, más inquietante para los campesinos mayas que la ocurrencia del Apocalipsis, es hacer entender a la humanidad que, en el curso interminable de la historia, todo lo que se pierde debido a las acciones de los hombres, regresa al mundo por designio de Dios. De otra manera, el regreso de la civilización maya a las tierras ancestrales, bajo otras formas y con otros lenguajes, sería una esperanza sin sentido para ellos.

Hace rato que circulan publicaciones impresas o electrónicas, con sagaces pero falaces ideas sobre cómo los mayas proyectaban sus miedos hacia los tiempos actuales y cómo intentan hacerlos valer frente al resto de la humanidad del mundo civilizado, pretendiendo convertir fechas terminales de los ciclos calendáricos en una angustia colectiva o en una esperanza perpetua. Según ellas, el “Apocalipsis Maya” anticipa la destrucción de la humanidad del mundo moderno y el regreso al camino divino de la vida tradicional.

No precisamente en concordancia pero tampoco lejos de ellas, los pronunciamientos de los jefes mayas sobre el fin de la Guerra de Dios advierten que, al fuego celestial contra los pecadores y corruptos mortales, le sucederá una cultura de sus verdaderos Hijos, seres armoniosos e inmortales, libres de conflictos y enfermedades. A su vez, las profecías de la Santísima Cruz indican que así se acabarán las ciudades de los extranjeros ricos y poderosos, y se permitirá a los pobres y humildes mayas fundar una civilización igualitaria en las tierras de sus ancestros.

Algunos fanáticos impacientes del “Apocalipsis Maya” del 2012 aguardan el fin del mundo a su manera, es decir afiliándose a cultos que se proponen seguir en el mundo temporal protegidos de los desastres, o alcanzar la vida eterna obedeciendo los designios de sus líderes eclesiásticos. Sin embargo, en las comunidades sobrevivientes en la profundidad de selva tropical, muy cerca de la ciudad de Felipe Carrillo Puerto y no tan distante de los desarrollos turísticos de clase mundial de la Riviera Maya, eso no corresponde al patrimonio intangible que se atesora en los relatos orales e historias escritas que evocan las profecías de la Santísima Cruz.

Porque, en lo que fue Noj Kaj Santa Cruz Balam Naj Kampokolché Kaj, los testimonios recuperados por antropólogos de la política y la religión de los mayas macehuales, refieren a una nación maya que ha perdido batallas frente a la civilización occidental pero no la Guerra de Dios que sostiene su leyenda en el mundo globalizado. Son tantas las profecías de la Santísima Cruz, que no hay por qué extrañarse de que hable este 3 de mayo de 2011 y siga pronunciándose durante décadas. Y tampoco será objeto de extrañamiento social que, más pronto o más tarde, alguna o varias de ellas se cumplan.

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